Seguros éticos: cómo impactan positivamente a causas sociales y ambientales

Los seguros tradicionales

Las compañías aseguradoras tienen dos funciones: asegurar e invertir. La primera, la función principal del seguro, consiste en dar respuesta a un cliente cuando sufre un percance y la segunda, más ligada a los seguros de vida y ahorro, en los que el cliente confía su dinero a la aseguradora, que lo invierte, para recuperarlo en un momento posterior.

Vamos a fijarnos en esta segunda función. El hasta ahora entorno de tipos bajos de interés ha sido un elemento determinante para la actividad y la situación financiera de las entidades aseguradoras y esta situación ha obligado a las aseguradoras a reorientar sus inversiones hacia activos de mayor rentabilidad con el objeto de ofrecer productos más competitivos, lo que supone la asunción de un mayor nivel de riesgo respecto a las inversiones más tradicionales. Y un dato curioso es que las compañías aseguradoras están aumentando su asignación hacia inversiones sostenibles.

Las aseguradoras son gestoras de los recursos que sus clientes les confían y obtienen sus ingresos de las llamadas primas del seguro. Mientras que lo
recaudado no sea necesario para atender un siniestro, utilizan el dinero confiado por los clientes para realizar inversiones.

Las aseguradoras tradicionales vienen invirtiendo, principalmente, en deuda pública y en títulos emitidos por empresas españolas. También, invierten en fondos y acciones privadas. En épocas de bonanza económica, las aseguradoras han llegado a tener una capacidad de inversión equivalente al 2% el PIB lo que nos da una idea del potencial de los seguros para empujar la inversión hacia la sostenibilidad frente a otras inversiones como la industria armamentística o los combustibles fósiles.

Qué es un seguro ético

Como gestores de riesgos, las compañías aseguradoras, desempeñan un papel trascendental a la hora de decidir qué tipos de proyectos pueden construirse y operarse en
una sociedad moderna.

El seguro ético es un concepto de seguro que introduce en el sector asegurador las prácticas éticas y solidarias propias de las finanzas éticas.

Las finanzas éticas y solidarias son aquellas que hacen compatible la rentabilidad económica y financiera con la consecución de objetivos sociales y ambientales. Su finalidad es contribuir a la transformación social.

Al igual que sucede con los bancos, la principal fuente de beneficios de las compañías aseguradoras se encuentra en la inversión, pero resulta imprescindible conocer qué uso hace el sistema asegurador con nuestro dinero ya que muchas veces estas inversiones son desconocidas y desarrollan un papel importante en la actividad económica de un sector, o incluso, de un país.

En las finanzas éticas, las políticas de inversión están al servicio de proyectos que tengan un impacto positivo en causas sociales y ambientales.

Los seguros éticos son instrumentos financieros que recuperan ciertos valores sociales en su funcionamiento. Esto significa que determinados valores o principios funcionan como motor que guiarán cualquier tipo de relación con los clientes. De esta manera, se crea una nueva forma de relación entre aseguradoras y clientes más justa, colaborativa, honesta y solidaria.

Objetivo de los seguros éticos

El objetivo de los seguros éticos es fomentar el mercado social. Imaginemos una red de producción, distribución y consumo de bienes y servicios donde todos ellos funcionan con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios.

En definitiva, el objetivo es crear un espacio de consumidores, proveedores y distribuidores donde el ciudadano tenga la opción de ejercer un consumo con compromiso social, reforzando la intercooperación entre entidades participantes.

Siguiendo este planteamiento, los seguros son gestionados éticamente y promueven que personas y entidades practiquen un consumo consciente cuando eligen una entidad aseguradora que tiene sus mismos criterios para el desarrollo de proyectos sostenibles.

Los seguros éticos recuperan del sector ciertos valores sociales. Algunos de estos valores son:

El valor de la Mutualidad: el seguro es entendido como un instrumento colectivo al servicio de la comunidad y la conciencia mutualista se basa principalmente en los vínculos de solidaridad entre las personas. Las relaciones que se crean entre quien tiene la suerte de no sufrir un daño y quien, en cambio, lo sufre (accidente, enfermedad, etc.),permite a todos los miembros de la comunidad beneficiarse de las coberturas del seguro.

Los seguros en la comunidad: Este tipo de seguro se entiende como un servicio ventajoso y un beneficio para la comunidad. Una comunidad que dispone de instrumentos solidarios para hacer frente a las adversidades. Para una comunidad es preferible disponer de la solución a los problemas para prevenirlos y resolverlos. Con este sistema se previene la desigualdad social y se evita la fractura entre los que tienen recursos económicos para afrontarlos y aquellos que no los tienen.

Equidad: el acceso a coberturas aseguradoras debe ser un derecho para todas las personas en igualdad de condiciones, sin desequilibrios de poder. El contrato de seguro es un contrato entre iguales, sin diferencias. Ambas partes tienen la misma dignidad y las compañías aseguradoras cumplen la función de informar a personas y entidades de sus derechos para que sean conocedores.

Transparencia: La transparencia es vital para poder llevar a cabo este proceso. Debe reflejarse en los contratos. El seguro debe aportar información clara y comprensible sobre las prestaciones del servicio. También es necesaria la transparencia en cuanto a la gestión financiera y la política inversora de la compañía.

Estamos seguros de que el crecimiento de los seguros éticos se va a disparar en los próximos años y en Asegurados Solidarios estaremos encantados de poder ayudar a resolver tus dudas acerca de este tipo de seguros.